Hace unas semanas, trabajando, me pasó algo que me llamó la
atención. Bueno, o no mucho, ya que es un tema al que le llevo dando vueltas
mucho tiempo…
Expongo los hechos. Paciente de unos 70 años, asmática desde
que tiene uso de razón, diabética, hipertensa… ingresada por insuficiencia
respiratoria aguda tras una exacerbación del asma debido a la gripe, intubada
en urgencias, parada cardiorespiratoria debido a intubación… vamos, un cuadro... ¿evitable?
Durante mi turno de trabajo vino la familia y hablé un rato
con ellos. Y me hicieron una pregunta que me chocó mucho… “Oye, ¿nos aconsejas
que le pongamos la vacuna de la gripe a mi madre el año que viene?”. Claro, yo
ojiplático les pregunté: “¿Pero no se la habéis puesto?” “No, ningún año… nunca
nadie nos ha dicho nada al respecto”
Obviamente, en ese momento la familia vio la puerta abierta
y comenzó a hacerme muchas preguntas sobre la vacuna y a agradecerme que, por
primera vez en su vida, alguien les explique algo de la vacunación antigripal.
Y, a raíz de esto, volví a hacerme la misma pregunta que
llevo haciéndome tantos meses: ¿Dónde está la educación para la salud en este
país?
Según indicaciones del CDC (Centers for Disease Control and
Prevention) y de la fundación Asthma UK, la vacunación antigripal está
recomentada para personas mayores de 65 años (50 años para el CDC), con asma y
otras condiciones que requieran la vacunación. Esta mujer las cumplía todas,
además que no era la primera vez que enfermaba de gripe, aunque nunca había
llegado hasta este punto.
¿Cuáles son las campañas de la gripe que se realizan en UK?
¿Son realmente efectivas? Obviamente, en el hospital, te encuentras con mucha
información acerca de la vacuna antigripal, ¿pero y fuera del hospital? Opino
que, una persona de 70 años, diabética, hipertensa, asmática… debería ser, de
sobra, objetivo de la campaña de vacunación, ¿cómo es posible que nadie le haya
aconsejado en su vida vacunarse?
Y claro, el círculo no se cierra exclusivamente en la vacuna
antigripal, esto simplemente fue la gota que colmó el vaso. Durante casi este
año, me he dado cuenta que ni los enfermeros saben educar, al menos en el
hospital, ni los pacientes saben controlar sus propias enfermedades, lo que nos
hace volver al primer punto.
Pacientes diabéticos, hipertensos, que no se controlan nunca
la glucemia, no controlan lo que comen, que les preguntas por su dieta y lo
normal es comer tartas, mermelada, solo fritos, nada de verdura, nada hervido
ni a la plancha, mucha comida en conserva… Pero, además, se sorprenden que le
preguntes eso. Es como… “¿y qué quieres que coma?”.
Enfermeras que no son capaces de sentarse y decirle a esa
persona: “Mira, lo mejor que puedes hacer con tu enfermedad es esto, esto y
esto”. No lo hacen porque no les sale, porque no les han enseñado a ello.
Porque no es su trabajo y no tienen tiempo (sí, he llegado a escucharlo...)… Porque ya existe una enfermera especialista en
diabetes, por poner un ejemplo, que es la que se va a encargar (o no, visto lo
visto) de eso…
Como enfermero, soy incapaz de concebir mi trabajo sin dar
educación para la salud. Pero, además, en todo lo que hago. Y aquí, o yo he
tenido muy mala suerte, o no parece que sea una prioridad que un paciente
operado de una colecistectomía sepa qué alimentos debe y no debe tomar. Todo se
centra en las medicinas y el tratamiento agudo, las cronicidades no caben en
esta sociedad.
Lo mismo tengo la realidad nublada, nunca se sabe.
Obviamente, no conozco todo el sistema de salud británico y, por desgracia,
tampoco sus centros de atención primaria (por suerte no he tenido que usarlo).
Así que, si alguien que trabaje aquí me lee y tiene una opinión contraria, soy
todo oídos para aprender.
Por el momento, seguiré ejerciendo mi trabajo de la única
manera que me sale, haciendo al paciente partícipe y base de su proceso.
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